Todo lo que necesitas saber sobre el ICTUS
Todo lo que necesitas saber sobre el ICTUS
15 diciembre, 2024
Actualidad,General,Salud y Bienestar
Tabla de Contenido
El ictus es una de las principales causas de discapacidad y mortalidad en el mundo, y su prevención y detección temprana son fundamentales para proteger la salud. En esta guía, explicaremos qué es un ictus, sus tipos, síntomas, factores de riesgo y cómo prevenirlo. Además, resolveremos la duda sobre si caminar es mejor que correr como método preventivo. Un conocimiento claro y oportuno puede marcar la diferencia en la calidad de vida.
¿Qué es un Ictus?
También conocido como accidente cerebrovascular (ACV), ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe o reduce, lo que priva a las células cerebrales de oxígeno y nutrientes. Esta situación puede causar daños graves en el cerebro si no se actúa rápidamente. Dependiendo de la gravedad y la localización del ictus, puede afectar funciones esenciales como el habla, la movilidad y la memoria.
Tipos de Ictus
Existen dos tipos principales de ictus:
Ictus isquémico
Este tipo representa aproximadamente el 85% de los casos y ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se ve bloqueado por un coágulo o una obstrucción. La falta de oxígeno y nutrientes provoca que las células cerebrales comiencen a morir en pocos minutos.
Este tipo de ictus suele estar asociado a factores como la hipertensión arterial, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo y enfermedades cardíacas como la fibrilación auricular.
Ictus hemorrágico
Representa alrededor del 15% de los casos, pero tiende a ser más grave que el ictus isquémico. Ocurre cuando un vaso sanguíneo se rompe y provoca una hemorragia en el cerebro. Esto genera presión adicional en el tejido cerebral, lo que puede causar daño severo.
Los factores de riesgo más comunes para el ictus hemorrágico incluyen la hipertensión crónica, traumatismos craneales, consumo excesivo de alcohol y ciertos medicamentos anticoagulantes.
Ambos tipos requieren atención médica urgente para minimizar el daño cerebral y evitar complicaciones mayores.
Síntomas de Ictus
Reconocer los síntomas de un ictus es vital para actuar a tiempo. Las señales más comunes incluyen:
- Pérdida repentina de fuerza o entumecimiento en la cara, brazo o pierna, especialmente en un solo lado del cuerpo.
- Dificultad para hablar o entender lo que se dice.
- Pérdida de visión en uno o ambos ojos.
- Dolor de cabeza intenso y repentino sin causa aparente.
- Problemas para mantener el equilibrio o coordinar movimientos.
Ante cualquier señal, es crucial actuar de inmediato y buscar atención médica.
Listados de Residencia para personas con Ictus
Factores de riesgo
El riesgo de sufrir un ictus se ve influenciado por una combinación de factores modificables y no modificables. Conocer y controlar estos elementos es fundamental para la prevención de esta enfermedad.
Factores no modificables
Son aquellos que no se pueden cambiar, pero que aumentan la probabilidad de sufrir un ictus. Estos incluyen:
- Edad avanzada: A partir de los 55 años, el riesgo de ictus se duplica con cada década.
- Antecedentes familiares: Si un familiar directo (padre, madre o hermanos) ha padecido un ictus, la predisposición genética aumenta.
- Género: Aunque los hombres tienen mayor riesgo de sufrir un ictus a edades tempranas, las mujeres presentan un riesgo más alto a partir de los 65 años, especialmente después de la menopausia.
- Predisposición genética: Algunas condiciones hereditarias, como trastornos de la coagulación, pueden elevar la posibilidad de desarrollar un ictus.
Factores modificables
Son los factores que pueden prevenirse o controlarse mediante cambios en el estilo de vida y atención médica, lo que reduce significativamente el riesgo de ictus:
- Hipertensión arterial: Es el principal factor de riesgo, ya que puede debilitar los vasos sanguíneos con el tiempo. Mantener una presión arterial por debajo de 140/90 mmHg es crucial.
- Diabetes: Un mal control de los niveles de glucosa daña los vasos sanguíneos y aumenta las probabilidades de ictus.
- Colesterol elevado: El exceso de colesterol “malo” (LDL) puede acumularse en las arterias, causando obstrucciones que derivan en ictus isquémico.
- Obesidad y sedentarismo: La falta de actividad física y una dieta inadecuada incrementan el riesgo de hipertensión, diabetes y colesterol alto. Realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario ayuda a mantener el cuerpo y el corazón sanos.
- Tabaquismo: Fumar duplica el riesgo de ictus al favorecer la formación de coágulos y dañar las paredes de los vasos sanguíneos. Dejar de fumar mejora rápidamente la salud cardiovascular.
- Consumo excesivo de alcohol: El abuso de bebidas alcohólicas eleva la presión arterial y puede generar arritmias cardíacas, aumentando el riesgo de ictus hemorrágico.
- Estrés crónico: El estrés constante puede elevar la presión arterial y desencadenar otros factores de riesgo asociados. Practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga es beneficioso.
Un enfoque proactivo hacia estos factores ayuda a disminuir significativamente la probabilidad de padecer un ictus, mejorando no solo la calidad de vida actual, sino también la salud a largo plazo.
¿Cómo se puede prevenir un Ictus?
La prevención del ictus se centra en mantener un estilo de vida saludable y controlar los factores de riesgo. Algunas estrategias efectivas son:
- Controlar la presión arterial: Mantenerla dentro de los niveles adecuados.
- Cuidar la alimentación: Optar por una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y baja en grasas saturadas y sal.
- Ejercicio regular: Practicar actividad física moderada al menos 30 minutos al día.
- Evitar el tabaco y el alcohol: Ambos son factores de riesgo importantes.
- Revisiones médicas periódicas: Detectar y tratar a tiempo condiciones como la diabetes o el colesterol alto.
Importancia del control preventivo
Adoptar un estilo de vida saludable y realizar chequeos médicos periódicos permite identificar y tratar los factores modificables a tiempo. Pequeños cambios, como mantener una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y ácidos grasos omega-3, hacer ejercicio regularmente, y evitar hábitos nocivos, pueden marcar una gran diferencia en la prevención del ictus.
Residencias Ictus
¿Es mejor caminar en lugar de correr para prevenir un ictus?
Tanto caminar como correr son actividades muy beneficiosas para la salud cardiovascular y la prevención del ictus. Sin embargo, caminar suele ser una opción más accesible y segura, especialmente para personas mayores, principiantes o aquellas con limitaciones físicas. Esta actividad de bajo impacto mejora la circulación, controla la presión arterial y reduce el riesgo de problemas cerebrovasculares. Lo más importante es mantenerse físicamente activo y elegir una actividad que sea disfrutable y sostenible a largo plazo.
En Resimayores, sabemos que la prevención y el cuidado especializado son fundamentales para proteger la salud de las personas mayores frente al ictus y otras afecciones. Si deseas más información, resolver alguna duda o conocer nuestros servicios, no dudes en contactarnos. Estamos aquí para ayudarte a cuidar de lo más importante: tu bienestar y el de tus seres queridos.